lunes, 11 de marzo de 2013


Escultura Romana, mármol y bronce. Investigación.



Máscara Mayorum
En el plano escultórico, Roma recibe la tradición griega y la hace suya, como ocurre con el resto de las artes, ya sean gráficas, plásticas o técnicas. En el plano escultórico, además de la tradición griega, Roma recibe la influencia etrusca, asumiendo ambos modelos y desarrollándolos bajo unas nuevas directrices. En la antigua Grecia los elementos escultóricos que tuvieron un mayor desarrollo y excelencia fue el de la escultura-retrato, mientras que en el arte etrusco fueron las llamadas “mascaras mayorum”, que consistían en máscaras de cera que se aplicaban en el rostro de los difuntos para realizar el culto postmortem.  El elemento que mejor se desarrolla en la escultura romana es precisamente el retrato, gracias a que saben aunar bajo un mismo estilo ambos movimientos anteriores, hacerlos suyos, y crear un nuevo estilo propio, diferenciado de los anteriores, y con una grandeza incuestionable.

El retrato romano, en un principio, es una tipología en la que solo se representan la cabeza y cuello, avanzando con el tiempo hacia un tipo más conocido en la historia del arte, el busto, en el que también se incluyen hombros y parte del pecho del retratado.
En el ámbito del retrato, parece ser que otro de los subestilos desarrollados es el del retrato ecuestre del emperador, pero es un estilo que no se puede conocer directamente por los restos de escultura que quedan en los diversos yacimientos, sino por escritos, ya que sólo se ha encontrado un retrato de este tipo. Sin embargo, es la primera vez que se vincula a la figura del emperador a este tipo de figura, marcando un antes y un después en la escultura, y creando una manera de trabajar que tendría su máximo exponente en el barroco italiano, que tomaría, desde la óptica del renacimiento, la cultura romana como referencia para trabajar.

En un principio, la escultura del retrato en Roma es hecha para los emperadores, pero a medida que la sociedad se fue desarrollando, fueron cada vez más los ciudadanos acaudalados que contrataban sus propios bustos, ampliando los caracteres de los personajes retratados. Además, por norma general, aparecen varios tipos de retrato, en función de la vestimenta y los atributos que se le diesen al personaje:

-          Retrato Togato: en él se representa al personaje divinizado mediante la colocación de una toga y un manto sobre la cabeza.


-          Retrato Toracatos: se otorga un trato terrenal al personaje, apareciendo vestido en todos los casos con una coraza, lo que hace alusión a un carácter militar de la sociedad.

-          Retrato Apoteósico: de nuevo se hace referencia a la divinización del ser humano por medio de la corona de laurel y los atributos divinos, siendo representado la imagen de hombre por medio del desnudo del mismo.
Este tipo de obras no se mantiene constante en estilo a lo largo de todo el tiempo que la Civilización Romana mantiene todo el poder, sino que a lo largo del tiempo va evolucionando hacia técnicas y acabados más refinados, hecho que se fácilmente observable en los ojos y las diferentes maneras de representar la el cabello.

Etapas:
-          República: es un busto de la primera etapa, apareciendo reflejados solo la cabeza y el cuello, y quedando marcados los rasgos faciales de manera muy acentuada, lo que hace alusión a la tradición etrusca de las máscaras mayorum.

Busto Augusto
-          Época de Augusto: constituye un periodo en el que se idealiza la figura humana, buscando en todo momento disimular los posibles rasgos acusados en el modelo, por decirlo de alguna manera, parece que se buscan “rasgos femeninos” en toda creación escultórica. Se tiene especial cuidado por el cabello, que comienza a ser tratado con un acabado más natural, alargando los mechones con respecto a la anterior etapa, así como representándolos de manera suave y ondulada. En el caso de la mujer, el cabello puede aparecer recogido en la parte posterior de la cerviz, o en forma de nodus, sobre la parte delantera de la misma.

-          Época de Flavios: es el momento en el que mayor esplendor se consigue en la escultura en Roma. En el aspecto del retrato, se busca representar los rostros tal y como son en la realidad, dejando de lado las idealizaciones y abogando por el realismo. Los bustos de esta época se alargan y en ellos por primera vez quedan recogidos los hombros y la parte superior del pecho, quedando el cabello abultado, apareciendo claroscuros, aspecto que será llevado a su culmen en la escultura barroca, con autores como Bernini.

-          Escultura romana s. II y III: aparecen rasgos barrocos en la escultura, desarrollándose el cabello en gran medida, quedando separado de la cabeza, y quedando escúlpido en busca en todo momento del claroscuro. Además, comienzan a surgir trazos que reflejan la búsqueda del movimiento en la escultura, un aspecto que es puramente barroco. Es en este momento también cuando se comienzan a esculpir los ojos.

-          Siglo IV: esta útima etapa queda marcada por la aparición del cristianismo, que influye en la escultura deshumanizándola. Se pierde la preocupación por reflejar la naturalidad del hombre, y que trata de ensalzar la figura del emperador elevándola sobre la sociedad. Las facciones son desproporcionadas y el trato del cincel es duro.

No obstante, aparecen otros tipos de escultura realizada tanto en mármol como en bronce, es que es la escultura de cuerpo entero. En ellas, el personaje actor podía aparecer de pie o sentado, siendo frecuente la postura de pie en hombres y en mujeres sentada.


REFERENCIAS
ÁNGULO IÑIGUEZ, Diego (1978): Historia del Arte. Tomo I, RAYCAR, Madrid
ArteEspaña. Grupo. Actualizada: 03 mayo 2009. [Fecha de consulta: 11 marzo 2013]. Disponible en: http://www.arteespana.com/esculturaromana.htm
Wikipedia, Grupo Autor Anónimo. Actualizada: 06 marzo 2013. [Fecha de consulta: 08 marzo 2013]. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Escultura_de_la_Antigua_Roma

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