Escultura Romana, mármol y bronce.
Investigación.
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Máscara Mayorum |
En el plano escultórico, Roma recibe la tradición griega y
la hace suya, como ocurre con el resto de las artes, ya sean gráficas,
plásticas o técnicas. En el plano escultórico, además de la tradición griega,
Roma recibe la influencia etrusca, asumiendo ambos modelos y desarrollándolos
bajo unas nuevas directrices. En la antigua Grecia los elementos escultóricos
que tuvieron un mayor desarrollo y excelencia fue el de la escultura-retrato,
mientras que en el arte etrusco fueron las llamadas “mascaras mayorum”, que consistían en máscaras de cera que se
aplicaban en el rostro de los difuntos para realizar el culto postmortem. El elemento que mejor se desarrolla en la
escultura romana es precisamente el retrato, gracias a que saben aunar bajo un
mismo estilo ambos movimientos anteriores, hacerlos suyos, y crear un nuevo
estilo propio, diferenciado de los anteriores, y con una grandeza
incuestionable.
El retrato romano, en un principio, es una tipología en la
que solo se representan la cabeza y cuello, avanzando con el tiempo hacia un
tipo más conocido en la historia del arte, el busto, en el que también se
incluyen hombros y parte del pecho del retratado.
En el ámbito del retrato, parece ser que otro de los subestilos
desarrollados es el del retrato ecuestre del emperador, pero es un estilo que
no se puede conocer directamente por los restos de escultura que quedan en los
diversos yacimientos, sino por escritos, ya que sólo se ha encontrado un
retrato de este tipo. Sin embargo, es la primera vez que se vincula a la figura
del emperador a este tipo de figura, marcando un antes y un después en la
escultura, y creando una manera de trabajar que tendría su máximo exponente en
el barroco italiano, que tomaría, desde la óptica del renacimiento, la cultura
romana como referencia para trabajar.
En un principio, la escultura del retrato en Roma es hecha
para los emperadores, pero a medida que la sociedad se fue desarrollando,
fueron cada vez más los ciudadanos acaudalados que contrataban sus propios
bustos, ampliando los caracteres de los personajes retratados. Además, por
norma general, aparecen varios tipos de retrato, en función de la vestimenta y
los atributos que se le diesen al personaje:
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Retrato
Togato: en él se representa al personaje divinizado mediante la colocación
de una toga y un manto sobre la cabeza.
-
Retrato Toracatos:
se otorga un trato terrenal al personaje, apareciendo vestido en todos los
casos con una coraza, lo que hace alusión a un carácter militar de la sociedad.
-
Retrato
Apoteósico: de nuevo se hace referencia a la divinización del ser humano
por medio de la corona de laurel y los atributos divinos, siendo representado
la imagen de hombre por medio del desnudo del mismo.
Este tipo de obras no se mantiene constante en estilo a lo
largo de todo el tiempo que la Civilización Romana mantiene todo el poder, sino
que a lo largo del tiempo va evolucionando hacia técnicas y acabados más
refinados, hecho que se fácilmente observable en los ojos y las diferentes
maneras de representar la el cabello.
Etapas:
-
República:
es un busto de la primera etapa, apareciendo reflejados solo la cabeza y el
cuello, y quedando marcados los rasgos faciales de manera muy acentuada, lo que
hace alusión a la tradición etrusca de las máscaras
mayorum.
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Busto Augusto |
-
Época de
Augusto: constituye un periodo en el que se idealiza la figura humana,
buscando en todo momento disimular los posibles rasgos acusados en el modelo,
por decirlo de alguna manera, parece que se buscan “rasgos femeninos” en toda
creación escultórica. Se tiene especial cuidado por el cabello, que comienza a
ser tratado con un acabado más natural, alargando los mechones con respecto a
la anterior etapa, así como representándolos de manera suave y ondulada. En el
caso de la mujer, el cabello puede aparecer recogido en la parte posterior de
la cerviz, o en forma de nodus, sobre
la parte delantera de la misma.
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Época de
Flavios: es el momento en el que mayor esplendor se consigue en la
escultura en Roma. En el aspecto del retrato, se busca representar los rostros
tal y como son en la realidad, dejando de lado las idealizaciones y abogando
por el realismo. Los bustos de esta época se alargan y en ellos por primera vez
quedan recogidos los hombros y la parte superior del pecho, quedando el cabello
abultado, apareciendo claroscuros, aspecto que será llevado a su culmen en la
escultura barroca, con autores como Bernini.
-
Escultura
romana s. II y III: aparecen rasgos barrocos en la escultura,
desarrollándose el cabello en gran medida, quedando separado de la cabeza, y
quedando escúlpido en busca en todo momento del claroscuro. Además, comienzan a
surgir trazos que reflejan la búsqueda del movimiento en la escultura, un
aspecto que es puramente barroco. Es en este momento también cuando se
comienzan a esculpir los ojos.
-
Siglo IV:
esta útima etapa queda marcada por la aparición del cristianismo, que influye
en la escultura deshumanizándola. Se pierde la preocupación por reflejar la
naturalidad del hombre, y que trata de ensalzar la figura del emperador
elevándola sobre la sociedad. Las facciones son desproporcionadas y el trato
del cincel es duro.
No obstante, aparecen otros tipos
de escultura realizada tanto en mármol como en bronce, es que es la escultura
de cuerpo entero. En ellas, el personaje actor podía aparecer de pie o sentado,
siendo frecuente la postura de pie en hombres y en mujeres sentada.
REFERENCIAS
ÁNGULO IÑIGUEZ, Diego
(1978): Historia del Arte. Tomo I, RAYCAR, Madrid
ArteEspaña.
Grupo. Actualizada: 03
mayo 2009. [Fecha de consulta: 11 marzo 2013]. Disponible en: http://www.arteespana.com/esculturaromana.htm
Wikipedia, Grupo Autor
Anónimo. Actualizada: 06 marzo 2013. [Fecha de consulta: 08 marzo 2013]. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Escultura_de_la_Antigua_Roma
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